¡Hola! La información que se puede obtener de la contabilidad y de los estados financieros permiten poder medir, gestionar y controlar la creación de valor en la empresa. Por esto es crucial que quienes lideran y toman las decisiones puedan comprenderla y utilizarla, objetivos a los que está orientado el desarrollo de este módulo. En la sesión anterior estudiamos el Balance y Estado de Resultados, lo que nos permite pasar ahora a revisar algunas razones financieras que se pueden obtener a partir de ellos. El cálculo de estos indicadores facilita el análisis de la posición financiera del negocio y también ayuda a comprender cómo este es visto por los analistas, por ejemplo, al momento de evaluar el otorgamiento de un crédito a la empresa. A través de las razones se pueden medir aspectos diversos del negocio que explican su desempeño, lo que permite identificar aquellos que son más determinantes para los resultados y focalizar los esfuerzos para mejorarlos, estando atento a los "drivers" o aspectos críticos para la generación de valor. Para tener números de referencia contra los cuales hacer las comparaciones, conviene estudiar las razones financieras de otras empresas; sin embargo, en esto hay que tener en cuenta que sus valores promedio varían de una industria a otra, por lo que conviene incluir en los análisis datos de empresas de rubros o actividades similares. Esto no es difícil de obtener para sociedades anónimas abiertas, cuya información es pública y aunque se trate de empresas de mayor tamaño, proveen un punto de comparación o "benchmark" relevante. Contar con estas mediciones permite también observar su evolución a través del tiempo, pudiendo establecer objetivos o metas a alcanzar a partir de ellas. Vamos a revisar algunos indicadores de rentabilidad, otros de endeudamiento y finalmente liquidez. Estas mediciones tienen la virtud de entregar información simple y resumida del negocio. Los indicadores de rentabilidad reflejan la capacidad que tuvo la empresa durante el período para generar márgenes, utilidades a partir de sus ventas, activos o patrimonio. Una primera medida a considerar aquí es el "margen bruto sobre las ventas totales", que mide el excedente bruto generado por sobre el costo de los productos o servicios vendidos, expresado como porcentaje, indicando lo que se margina por sobre el precio. En segundo lugar, tenemos la razón de "resultado operacional sobre ventas", que además de la cobertura de los costos directos, contempla la de los gastos de administración y ventas; medida que respecto a lo anterior, incorpora aspectos de mayor eficiencia operacional en el proceso. Una medición más exigente es tomar la última línea del Estado de Resultados, las utilidades que quedan una vez cubiertos todos los gastos para obtener el "retorno sobre las ventas totales", que nos habla de la capacidad de generación de utilidades por peso vendido y que expresado como porcentaje también se le conoce como ROS, por sus siglas en inglés. Para los dueños del capital de la empresa es muy relevante calcular la razón utilidad sobre el patrimonio, que muestra la capacidad para obtener utilidades a partir de cada peso invertido, es decir, la tasa de "retorno sobre el patrimonio" o ROE, por "Return On Equity". Finalmente, el ROA mide el "retorno sobre el total de activos" que indica cuán eficiente es la empresa para generar utilidades a partir de los activos que posee; que se calcula dividiendo las utilidades por el valor promedio de los activos de la empresa en el mismo período, por ejemplo, tomando el promedio simple de los activos totales brutos al comienzo y al término del período. Otra forma de analizar este indicador es considerar que es el resultado de la capacidad de generar ventas en el período a partir de los activos que se tienen; esto es lo que se conoce como rotación de activos multiplicado por el retorno sobre las ventas. Veamos un breve ejemplo. Nos vamos al Estado de Resultados para calcular el margen bruto sobre las ventas de esta empresa, que en este caso es de 20 por ciento, resultado de dividir un millón por cinco millones. A su vez, si al margen bruto le restamos los gastos de administración y ventas, obtenemos un resultado operacional de 460.000 que arroja una rentabilidad de un nueve por ciento sobre las ventas; en tanto que el retorno de la última línea, medida de la generación de valor neta en el año después de pagar otros gastos operacionales e impuestos, corresponde a un seis por ciento sobre las ventas. Ahora, si queremos calcular los últimos dos indicadores que revisamos, debemos utilizar también información que se encuentra en el balance de la empresa. En este ejercicio simplificado se obtiene un retorno sobre el patrimonio de 19 por ciento de la utilidad dividida por el cerca de un millón y medio de patrimonio. La rentabilidad sobre los activos, cercana al 13 por ciento, refleja la creación de valor y será útil compararla con el costo de financiamiento que tiene la empresa, por medio de deuda y del capital propio aportado por los socios. Para esto último puede considerarse como costo la rentabilidad que podría obtenerse invirtiendo este capital en otra alternativa de inversión de similar riesgo, tema relacionado a la estructura de financiamiento que ahora veremos. Miremos ahora indicadores relacionados con el endeudamiento de la empresa y su solvencia; estos se relacionan con la capacidad de pago de la empresa y cuán sostenible es su operación en el largo plazo, lo cual, obviamente, condiciona su capacidad para obtener nuevo financiamiento. La "deuda sobre activos" nos habla de la estructura de financiamiento de la empresa en cuanto a qué proporción de nuestros activos se financian a través de préstamos de terceros, siendo su complemento lo financiado con fondos propios. También nos indica qué proporción de los activos habría que vender, por ejemplo, para pagar toda la deuda. Otra razón a revisar es la "deuda a largo plazo sobre el patrimonio" total. En general, los valores para compararse varían de una industria a otra pero mientras mayor sea este número mayor será el riesgo financiero, reflejo de que la operación no está proveyendo suficientes flujos o que no se ha logrado atraer más capital a la empresa. La "cobertura de intereses sobre la deuda", a su vez, permite visualizar cuántas veces podemos cubrir estos gastos financieros con la utilidad generada por la operación. Para obtener estos indicadores nos vamos al Balance, donde verificamos que el total de "deuda sobre activos" arroja un 41 por ciento, revelándonos que más de la mitad de los activos está siendo financiado por los dueños o inversionistas; en tanto que el "leverage" o "razón deudas sobre patrimonio" se sitúa en un 32 por ciento. Y en cuanto a la "cobertura de intereses", a partir de la generación de utilidad operacional de la empresa, verificamos que es de más de siete veces; una situación con holguras que resulta favorable para la empresa. La liquidez mide la capacidad de convertir activos corrientes en efectivo para cubrir las deudas de corto plazo. La operación del día a día de cualquier negocio requiere de "capital de trabajo", que es la diferencia entre el valor de los activos de corto plazo disponibles y las obligaciones que hay que cubrir en un plazo equivalente, en los próximos días hasta un mes. La "razón corriente" utiliza las mismas categorías para analizar su proporción. En un tercer lugar, tenemos lo que se conoce como "razón ácida", ya que es una medición más exigente de la liquidez porque excluye del activo circulante las existencias o inventario cuya conversión a caja, sin mayores castigos en su valor, requiere de mayor tiempo que para un depósito a plazo, por ejemplo. Mientras mayor sea el valor de estas razones, mayor es la liquidez que tiene la empresa. Por otra parte, cuantificar la proporción que se mantiene como cuentas por cobrar de lo que se vende a crédito diariamente, en promedio, permite evaluar la eficacia de las políticas de cobranza. Es común en las empresas de menor tamaño enfocarse en los volúmenes vendidos, sin atender de igual manera los mecanismos de recaudación que por defecto pueden llevar a un estrés financiero por falta de capital de trabajo. Finalmente, la velocidad con que rotan los inventarios es un indicador muy relevante para los "retailers" como una medida de eficiencia operacional. Veamos un ejemplo sobre cómo podemos medir la liquidez de una empresa en un momento en el tiempo, en este caso al 31 de diciembre, a partir de la información del Balance: si al total del valor de los activos más líquidos, caja e inversiones o cuentas por cobrar y existencia que es de 980.000, le restamos el valor de las obligaciones que deben pagarse en el corto plazo, se obtiene la medida del "capital de trabajo" disponible o activos corrientes netos, que resulta ser de 375.000; que esta diferencia hubiese arrojado un número cercano a cero, por ejemplo, o incluso negativo mostraría un serio problema para la empresa al no contar con los recursos disponibles para hacer frente al pago de sus compromisos de corto plazo, lo que sería urgente solucionar. Pero volviendo a los números de este ejemplo, además de los 375.000 que verificamos se tiene de capital de trabajo, podemos calcular también el "índice de razón corriente" que enriquece nuestro análisis de la liquidez de la empresa y nos muestra que en términos relativos, el valor de los activos corrientes es 1,6 veces el valor de los pasivos corrientes, casi duplicándolos, constatando así que hay cierta holgura para sustentar la operación. Ahora bien, si calculamos la "razón ácida", que nos lleva a excluir el valor de los inventarios de los activos corrientes, obtenemos una proporción cercana a uno. Esto es interesante porque nos permite visualizar que cuán buena pueda ser una razón corriente de 1,6 como la obtenida, depende en definitiva del grado de liquidez que tengan los inventarios de la empresa en cuestión. ¿Cuánto tiempo se necesitaría en definitiva para vender las existencias y transformarlas a un valor equivalente en caja?, es la pregunta relevante. El grado de liquidez de los inventarios varía entre empresas y también de una industria a otra, aspecto que hay que tener en cuenta al interpretar los números y hacer comparaciones. Ahora veremos las mediciones del "período promedio de cobranza" y "rotación de inventarios". Asumiendo que el total de las ventas se realizan a crédito, se obtiene un promedio cercano a los 14.000 pesos, al día; con este número y el valor de las cuentas por cobrar, se obtiene un período promedio de cobro de 36 días. No obstante, si por ejemplo, en la empresa solo un 50 por ciento del valor de sus ventas fueran a crédito, este promedio sería cercano a 7.000 pesos diarios y el período promedio de cobro equivalente a 72 días. Para simplificar, también se asumió que el valor de las cuentas por cobrar al 31 de diciembre, de 500.000 pesos, coincide con su valor promedio durante el período; para obtener un promedio se necesitan mediciones a distintos momentos del año, al menos dos. Esto mismo debe considerarse para la "rotación de inventarios" porque, por ejemplo, a pocos días de hacer una compra importante en magnitud, la medición va a resultar muy distinta así la tomáramos el día anterior de hacer esta misma adquisición. Asumiendo que los 350.000 pesos reflejan adecuadamente un valor promedio, el cálculo de la rotación de inventarios resulta de 11,4 veces durante el año. Las razones financieras, como pudieron ver, se pueden obtener en forma directa y bastante fácil de la contabilidad financiera. Las razones financieras permiten analizar aspectos relevantes del desempeño y situación financiera del negocio. A su vez, estos se obtienen de los estados financieros y permiten medir rentabilidad, endeudamiento y también los estados de liquidez de la empresa. A continuación te invitamos a responder las siguientes preguntas: