Las escuelas psicoanalítica, cognitiva y conductual tienen varias diferencias entre sí: el psicoanálisis y la psicología cognitiva ponen el foco en las ideas o elementos mentales del individuo, mientras que la psicología conductual pone el foco en el efecto del ambiente sobre el individuo. ¿Qué tienen entonces en común estas tres escuelas?, ¿en qué podrían unificarse más allá de sus destacadas diferencias? En las tres, el elemento común es el individuo. Ya sea porque determina o porque es determinado, el individuo está en el eje del análisis. Pero cuando nos referimos a la escuela sistémica, si bien el individuo sigue siendo importante, lo es de otro modo, porque lo que determina su comportamiento no son simplemente sus ideas ni tampoco es simplemente el ambiente; lo que determina al individuo es el sistema en el que vive y del cual forma parte. ¿Y a cuál sistema nos referimos? Es el sistema familiar, o sea, la familia. El individuo, como parte del sistema familiar, afecta a la familia y es afectado por ella. ¿Y cómo puede ser esto?, ¿cómo puede el individuo ser afectado y a la vez afectar al sistema familiar? La definición de sistema que utiliza la psicología sistémica, para entender las relaciones en una familia, nos aporta luz sobre este punto. La definición dice que "un sistema es un conjunto de elementos en interacción dinámica, en el cual el estado de cada uno de los elementos está determinado por el estado de cada uno de los otros elementos". ¿Y cuáles son los elementos de este sistema familiar? Por ejemplo, el padre, la madre, el hijo son los elementos de un sistema familiar. Y cada uno de ellos están en una determinada manera, en un determinado momento. Pongamos un ejemplo muy simple y esquemático. Supongamos que nos referimos al estado de ánimo de los miembros de la familia. Así, el padre puede estar triste porque la madre y el hijo están tristes también; y esto, recíprocamente. En consecuencia, el estado de cada elemento, de cada miembro de la familia, afecta y es afectado por los demás elementos, por los demás miembros del sistema familiar. De este modo, en la escuela sistémica, es posible pensar que una persona se puede comportar como el "chivo expiatorio" de la familia o como el "salvador" de la familia, porque el sistema familiar, del cual él forma parte, lo determina así. Un comentario adicional aclaratorio. No se debe confundir la terapia sistémica focalizada en las relaciones familiares con la terapia grupal. La terapia grupal, en general, une a diferentes individuos que no se conocen entre sí y que forman parte de un grupo para tratar una psicopatología. Por ejemplo, diferentes individuos se unen en un grupo para tratar su alcoholismo. Un ejemplo muy conocido es Alcohólicos Anónimos. Entonces, terapia grupal no es terapia sistémica.