[MÚSICA] [MÚSICA] Vayamos ahora a un tema que es sumamente controvertido, y es que sabemos la biología nos dice que la principal actividad de los seres vivos trátese de animales, plantas, microorganismos es la reproducción. O sea, la reproducción es lo que garantiza la continuidad de la especie. Por lo tanto, esto no puede ser diferente para el ser humano. Obviamente, en este punto quien tiene el valor fundamental es la mujer. ¿Por qué? Pues porque ella es la que tiene la capacidad de quedar embarazada y ella es la que tiene la posibilidad de tener los hijos. Durante mucho tiempo, en muchas sociedades el valor de la mujer estaba dado precisamente por su capacidad para engendrar. Pero lo que ocurrió también al mismo tiempo, fue que los riesgos sanitarios por embarazos cada vez fueron aumentando y entonces ya no era solamente el problema que implicaba el propio embarazo, sino también los riesgos de infección que podrían ocurrir durante el parto tanto para la criatura por nacer como para la madre. Y entonces se buscó la manera de conciliar la necesidad de perpetuar la especie con la necesidad de controlar la frecuencia de los embarazos, para garantizar la seguridad de la madre y de los hijos. Esta necesidad dio origen a investigaciones que lo primero que demostraron fue que había una relación directa entre el ciclo menstrual y la fertilidad, que había ciertas fechas en las que la mujer era mucho más proclive a quedar embarazada que en otras. Más investigaciones lograron llegar a una propuesta que decía que había ciertos mensajeros químicos que daban indicaciones al cuerpo sobre la manera de comportarse y que muchos de estos mensajeros tenían que ver precisamente con la fertilidad. A estos mensajeros se les dio el nombre de hormonas y así lo seguimos conociendo hoy en día. Y las hormonas que tienen que ver con la fecundidad y con la reproducción las conocemos como hormonas sexuales. Estudios que se han llevado a cabo durante mucho tiempo aunados a la lucha de ciertos grupos de mujeres por tener la capacidad para decidir, sobre la frecuencia de la fecundidad, porque de repente ocurría que era la iglesia la que decidía cuando sí, cuando no. La iglesia prohibía cualquier actividad relacionada con el control de la natalidad, siempre se ha dicho los hijos que Dios te mande al cabo él no los mantiene. Entonces esto en un momento dio lugar a un choque frontal entre la ciencia y la religión. Sin embargo la ciencia, que nunca pierde la paciencia siguió investigando. Y de esta manera se encontró que podía modificarse ciertas estructuras químicas relacionadas con estas hormonas sexuales, con la progesterona y los estrógenos. Y empezó a darse investigación mucho más seria. La progesterona por ejemplo, que se utilizaba para ayudar a las mujeres con dificultades para embarazarse, se les empezó a administrar pero la fuente natural de obtención de esta hormona era la orina de yegua preñada. Lo cual hacía difícil su consecución y muy cara. A partir de que se conoció la estructura química íntegra de esta y otras hormonas relacionadas, se empezaron a buscar fuentes naturales de las cuales pudiera salir sino la hormona por sí misma, estructuras similares que los químicos pudieran de alguna manera modificar. George Rosenkranz alguien que dedicó gran parte de su vida a esto, llegó a México porque supo por ahí que había una planta específica en el estado de Oaxaca, una planta que se le conocía con el nombre común de cabeza de negro, cuyo nombre botánico es Barbasco. Y a partir de ahí logró aislar una sustancia que recibe el nombre de Diosgenina, esta Diosgenina contiene la estructura fundamental de las hormonas sexuales. Rosenkranz fundó los laboratorios Sintex en México y comenzó a colaborar entre otros con el Instituto de Química y la facultad de Química de la Universidad Autónoma de México. Llegó un momento que hubo una ruptura por cuestiones de carácter económico, quienes se quedaron con los Laboratorios Sintex contrataron a un químico que también estaba interesado en este tema, Carl Djerassi y entre otras personas tenían a un pasante de ingeniería química que es Luis Ernesto Miramontes y que finalmente bajo la supervisión de Djerassi pero trabajando él en el laboratorio, logró sintetizar la primera hormona sexual sintética que impedía el embarazo. Esta primera hormona sintética la Norentindrona, se comprobó que era efectiva y para que nos demos una idea de las dificultades que se tuvieron que vencer, la solicitud de la patente para este compuesto específico y su proceso de producción se hizo en 1951 y les fue concedida solamente hasta 1956. Es decir, tuvieron que pasar 5 años en donde mucho del problema fue la oposición de ciertos grupos sociales a la existencia de un método de control de la natalidad. Esto abrió un nuevo campo para las mujeres, fue bien recibida, bien aceptada y llegó a ser tan común que a pesar de que existen miles de medicamentos que se expenden de diferentes maneras, cuando hablamos de la píldora, sabemos perfectamente que nos referimos a la píldora anticonceptiva. La consecuencia de esto es, la mujer ya no está condenada solamente a estar en el hogar cocinando, vigilando a los hijos y viendo qué va a pasar en el momento de que nuevamente se embarace. De tal manera que la sociedad actual, como la vivimos con mujeres científicas, con mujeres astronautas, con mujeres ejecutivas se lo debemos en gran manera a la aparición de la píldora anticonceptiva y se lo debemos entonces, a la investigación que se hizo sobre una planta mexicana llamada cabeza de negro, también conocida como barbasco. ¿A qué no es interesante? [MÚSICA] [MÚSICA]