[MÚSICA] Buenas de nuevo. Continuamos con esta unidad dedicada a los géneros. Específicamente, empezamos el segundo bloque, que está centrado en el estudio de feminidades y masculinidades. Como you dije en el pasado bloque, en el primero, queríamos pluralizar en todo momento, aunque no nos detengamos ni se puedan agotar la cantidad de representaciones que existen en torno a las feminidades y a las masculinidades. Concretamente, hoy vamos a centrarnos en las feminidades a debate y lo vamos a hacer a través, you no del estudio, sino más bien de una sugerencia y el planteamiento de algunas preguntas de dos performance, una que you tiene sus años, es del año 74, y se representó por la artista Faith Wilding en la Womanhouse del Instituto de California, y la otra es del año 2009 de una artista joven, tucumana, argentina, del 2009. Pues bien, empezamos con la performance de Faith Wilding. Este texto está extraído de la página web donde ella recogía, hacía un breve resumen de lo que fue aquella puesta en escena o aquella acción, que era también, tenía un componente político muy fuerte porque era un monólogo que duraba 15 minutos y que consistía en recoger un poema que la propia artista había escrito en años anteriores, en el año 72 y era un poema que se basaba en la repetición, igual que la performance, donde se pone en escena en qué consiste la vida de una mujer. Es decir, cómo se comprendía tradicionalmente el rol de género femenino, y todo está basado en el puntal de la espera y por tanto, el recurso que se utiliza tanto en el poema cuanto en la performance, es trasladado a escena, es el recurso de la repetición y la espera. Es decir que las vidas de las mujeres se representaban de modo cíclico, porque además ahí hay un fuerte componente de transmisión de valores de las abuelas, madres, hijas, futuras generaciones, y de cómo se van tramando, cómo se van hilando todos esos roles de género. Pues bien, vamos a ver un pequeño extracto de esta, una escena apenas, de esta performance. Tan solo el vídeo dura un minuto, pero tenemos que tener en cuenta, y esto es bueno recordarlo, que en realidad, la performance se llevó a cabo durante 15 minutos. Es decir que la idea de la espera, de la repetición, de lo cíclico, y además, acompañado del movimiento de la propia artista, que era como meciéndose hacia adelante y hacia atrás, contribuía también a reforzar los contenidos, y esto hay que tenerlo en cuenta. [AUDIO EN BLANCO] >> Waiting. Waiting for someone to come in. Waiting for someone to hold me. Waiting for someone to feed me. Waiting for someone to change my diaper. Waiting to crawl, to walk. Waiting to talk. Waiting to wear my frilly dress. Waiting to be a pretty girl. Waiting to sit on daddy's lap. Waiting. Waiting. Waiting for my breasts to develop. Waiting to wear a bra. Waiting to menstruate. Waiting to read forbidden books. Waiting to go to the party, to be asked to dance, to dance close. Waiting to be beautiful. Waiting for the secret. Waiting for life to begin. Waiting. >> De esta performance se han hecho numerosas interpretaciones >> y han escrito numerosos artículos, y aquí simplemente os he querido traer la reflexión de uno de los críticos de arte más reconocidos de este país, Juan Vicente Aliaga, del año 2007, tiene un estudio titulado, Orden fálico. Androcentrismo y violencia de género en las prácticas artísticas del siglo 20. Y respecto a esta performance dice lo siguiente, determinados hábitos y costumbres naturalizados como inherentes a la mujer, habitus según Bourdieu, eran inductores de una violencia de trasfondo estructural, por lo reiterativo y, por ende, normativo, aunque no eran percibidos con ese carácter. Justamente, es por ello que las mujeres se han destacado y se les ha criticado muchísimo como transmisoras de estos valores, pero es que, había toda una tecnología del poder, podríamos decir, utilizando terminología foucaultiana, que procuraba que estos, estas normas fueran interpretadas y catalogadas, pues, como valores positivos que se transmitían a través del núcleo familiar. Esta cita, me ha parecido importante traerla aquí porque recoge, justamente, el carácter reiterativo y normativo que quiere destacar la artista Faith Wilding en su performance. Me parecía interesante como se habían puesto, se había establecido un puente entre esta, esta forma de leer la performance y la propia acción llevada a cabo, que tiene una denuncia y una carga política importantes. Bien, ahora vamos a seguir con otra performance, como you he anunciado anteriormente, del año 2009, de Alejandra Mizrahi, que es una artista tucumana, argentina, titulada, Pésame. Me pesa. Y quisiera enseñar, enseñaros un libro. Es este concretamente. Off the Record: Representacions frontereres de la memòria històrica de les dones, que en traducción al castellano sería, Representaciones frontereras o fronterizas de la memoria histórica de las mujeres; y que está editado y escrito por Mireia Calafell, Begonya Sáez e Isabel Segura. Pues bien, aquí lo que hacen estas autoras es recoger una serie de performance de jóvenes artistas, que reflexionan desde perspectivas distintas y recogiendo diversos aspectos de la identidad. En concreto, yo he elegido poner aquí, cuando estamos hablando de la feminidad puesta a debate, traer aquí a escena o a primer plano la de Alejandra Mizrahi, justamente porque es un reflexión sobre la identidad. Y lo que hace la artista es un cuestionamiento de la identidad comprendida como esencia. Esto, ¿qué significa? Significa que la identidad, desde los presocráticos hasta Nietzsche, ha sido comprendida como una substancia que era inmutable y que no estaba sujeto a cambio, sujeta, perdón, a cambio, en el sentido que una persona nacía y moría con una misma identidad y era justamente esa substancia la que le permitía identificarse a uno consigo mismo. A finales del siglo 19, y sobretodo a partir de las aportaciones de Foucault y de Ricoeur, la identidad empieza a comprenderse, como a mí me gusta decir, de una manera un tanto poética, un viaje de la escritura, un viaje de creación que no acaba nunca y que por tanto incorpora esta idea de la alteridad, la necesidad de la mirada del otro para poder constituir esa identidad o esa definición de sí mismo que nunca se puede agotar, justamente porque está inscrita y realizada en la misma diferencia. Y la diferencia necesita de lo que es y de lo que no es también. Por tanto que la diferencia pasa por la mirada del otro. Y en esta performance, yo creo que se recoge muy bien esta idea de lo que significa esta identidad comprendida o inscrita en la diferencia y en la alteridad. Por tanto, de algún modo, esta performance llevaría a primer plano una concepción de la identidad contemporánea como un círculo hermenéutico que establecemos, o un círculo interpretativo, que establecemos con nosotros mismos a lo largo de toda la vida y que pasa por el cuestionamiento de las acciones que nos definen. Y aquí, me gustaría recordar una reflexión que hace Hannah Arendt al respecto, cuando dice que una acción no es el comienzo de algo sino de alguien. Es decir que, nuestras acciones, como sucede con los personajes literarios, nos definen. Y a veces también, nos hacen estar extraños o nos hacen desconocernos porque no nos reconocemos en esas acciones que hemos emprendido, cuyas consecuencias son impredecibles. Y, por tanto, ese desconocimiento, ese extrañamiento, que a veces provoca el que actúes de determinada manera, donde no reconoces la idea que tú tienes de ti mismo, te obliga a interpretarte constantemente y, por tanto, a reescribirte, a cambiar los códigos que te constituyen. Pues todo esto, desde la perspectiva de las autoras del libro Off the record, Mireia Calafell, Begoña Saez e Isabel Segura, que son las que escriben la interpretación, o una de las posibles interpretaciones que se pueden hacer de la performance, todo esto está puesto en la cartografía que, de alguna manera, pone en evidencia Alejandra Mizrahi al ponerse en escena. Bien, y aquí podríamos hablar de diferentes conceptos que se ponen en juego, que podrían ponerse en juego, como es el concepto de interpelación, de Althusser, que trabaja Judith Butler en Lenguaje, poder e identidad, donde se hace una reflexión sobre el ser nombrado. ¿Qué es ser nombrado? Pues si alguien te interpela con un insulto, por ejemplo, te está dando la posibilidad, te está ofreciendo un espacio donde tú puedes, que tú puedes habitar o no. O que tú puedes subvertir, justamente para apropiarte de este insulto y transformarlo, que es lo que ha hecho la teoría queer. Originariamente era un insulto, que es el ejemplo que pone y que desarrolla Judith Butler en esta obra, Lenguaje, poder e identidad. Ser nombrado por el otro constituye, por tanto, un acto de performatividad en el sentido teatral del término, o dramatúrgico, y en el sentido lingüístico, y una posibilidad de subvertir, como you he puesto el ejemplo del, de lo queer, tratado por Judith Butler. Otra, otro de los aspectos que podemos leer en esta performance, siguiendo la lectura, vuelvo a repetir, que han hecho las lecturas del libro Off the record, es la diferencia entre qué es y quién es. La performance que vamos a ver, en algunas fotografías, a continuación, consiste en que el artista construye su identidad a partir de la intervención del público, y el modo en que lo hace es que el público tiene a su disposición una serie de ladrillos, donde hay inscrita alguna palabra, o sustantivo o adjetivo, mujer, heterosexual, lesbiana, sudaca, inmigrante, algunos insultos que otros, diferentes posibilidades. Lo que tiene que hacer el público, lo que puede hacer, lo que le propone el artista es que recoja uno de esos ladrillos y vaya a colocarlo en un vestido muy peculiar que lleva puesto Alejandra, que es como un mono de trabajo donde puede ir metiendo, el público, esos ladrillos. Entonces, ¿qué sucede? Pues que los ladrillos pesan, como pesan las palabras que constituyen o que construyen nuestra identidad. Por tanto, la idea de que la identidad le pesa you está recogida en el título, y aquí la diferencia de preguntarle a alguien, que esta diferencia es trabajada por Hannah Arendt y por Adriana Cavarero, la diferencia entre preguntarle a alguien qué eres, le estás obligando a categorizarlo, y hay una distancia brutal cuando tú le preguntas a alguien quién eres, porque le estás dando la posibilidad de que escriba una narración en torno a sí mismo, que te explique su vida, que puede ser más o menos inventada, pero en todo caso le das la posibilidad de que se narre a sí mismo, y no de que te diga una enumeración de categorías donde esa persona puede estar más o menos representada, ¿no? Y una de las cosas cosas, también, que pone de manifiesto Alejandra Mizrahi, sobre, en escena, es que la diferencia no se agota. Pueden, el público puede ir colocando ladrillos hasta el infinito en su propio cuerpo, ¿no? Hasta el peso que pueda aguantar ese cuerpo, pero no agotará una identidad compleja que, además, va cambiando durante el tiempo. Entonces, esa era la, cuanto menos, este es uno de los posibles hilos que pueden verse entretejidos en esta performance, en esta acción. Y respecto al último punto que destaco, vestida de cuerpo, es porque Alejandra Mizrahi, como estudia Meri Torras, en el artículo siguiente, El vestido es un lugar y viceversa, del año 2008, Alejandra Mizrahi tiene varias performances, como podréis visitar, o podréis ver, en su página web, y Meri Torras escribe sobre una de ellas, que gira en torno al vestido, y reflexiona a propósito del vínculo que se establece entre el vestido y el cuerpo. Porque, en realidad, como señalará Roland Barthes, el cuerpo you está vestido de cuerpo. No deja de ser, nuestro cuerpo, una representación cultural de lo que entendemos por cuerpo. Ir desnudo es estar vestido de cuerpo. Voy a leeros la cita de Meri Torras, la indagación de Mizrahi se ubica en la ropa y en la indumentaria como espacio vivido, un lugar habitado por un cuerpo que, en su negociación con el vestido, que no solamente cubre, sino que se abre a determinadas inscripciones o escrituras de subjetividad, es decir, que la identidad la sujeta y otorga, a la vez, una capacidad de acción, y no otra. Si se la niega, entonces aquél vestido, aquél cuerpo vestido, se presenta en Mizrahi disruptivamente en esta negación. Bien. Pues lo dicho hasta ahora. Lo que pone de manifiesto también Mizrahi al exponerse, al ser un cuerpo expuesto, también, a la voluntad de lo que quiera ir sumándole el público, y lo que quiera ir añadiendo a ese peso identitario, pues también se expone con su propio cuerpo, ¿no? Pues bien, hasta aquí el estudio que hemos hecho de las dos performances. you lo hemos dicho, tan solo es una sugerencia para estudiar ciertos roles de género, ciertas feminidades, que, a través de la performance, pues han denunciado el valor, o el peso, que tiene cada una de ellas para nuestra sociedad. Ahora os voy a presentar algunas fotografías que se recogieron de la performance que hizo Alejandra Mizrahi. Son fotografías de Núria Calafell, que están incluidas en la página web. [SONIDO] [SONIDO] Como podéis ver, el vestido al que me refería, de la artista, pues es este mono, donde se van colocando una serie de ladrillos que el público, pues, tiene a su disposición. [SONIDO] Entonces, la artista tiene que soportar cada vez más el peso de esas identidades o de esos, esas categorías, sustantivos, que se le van colocando. Claro, el público tampoco sabe de qué modo va a reaccionar la artista, y esta es la, el suspense que genera toda performance. [SONIDO] [SONIDO] Bien, esta es la última, que es de la propia artista preparando su acción. Como veis, aquí en su página web tiene el link donde podéis ver parte de este, de esta performance que se llevó a cabo en el MACBA durante un seminario, preparado y organizado por el grupo Cos i Textualitat, Cuerpo y Textualidad, en el marco del seminario Cos, Memòria i Representació, Cuerpo, Memoria y Representación, donde tuvimos la oportunidad de dialogar con Judith Butler y Adriana Cavarero. Y, por último, las referencias bibliográficas que se han utilizado para poner las feminidades a debate.