[MÚSICA] [MÚSICA] De acuerdo con la evidencia disponible, el bienestar físico, psicológico y social en la infancia y en la niñez temprana, al igual que en el resto de la vida, está relacionada con la percepción de que vivimos en un contexto social estructurado en el que se establecen límites claros y explícitos, en el que se tienen claramente definidas rutinas y hábitos en el que podemos anticipar las consecuencias de nuestras acciones. Sin embargo, las personas muchas veces nos encontramos en una encrucijada, porque, por un lado, es importante acceder a las demandas y deseos de los niños y niñas, pero también es importante establecer límites a su comportamiento. Esto requiere que las figuras parentales sean capaces de adoptar una postura de autoridad y guía, pero que sean lo suficientemente flexibles para que niñas y niños empiecen a actuar de manera autónoma según sus propios estándares. [MÚSICA] [MÚSICA] La investigación en este tema, ha demostrado que existen distintas aproximaciones hacia el establecimiento de límites. Algunas figuras parentales adoptan una figura autoritaria centrada en el control del niño. Esta aproximación se caracteriza por una relación de jerarquía, en la cual la figura parental es incapaz de compartir el control en la toma de decisiones concernientes al niño, y asume que conoce qué es lo mejor para él o ella. Esta postura restringe la posibilidad de que niñas y niños participen en el proceso de toma de decisiones sobre su comportamiento, y a la vez, predispone que la figura parental experimente frustración si el niño no le obedece. Esto explica por qué en algunos hogares se acude al trato rudo o al castigo físico como mecanismos de control, lo cual además de vulnerar completamente los derechos de niños y niñas, tiene implicaciones tanto físicas como psicológicas en el corto, mediano y largo plazo. Por el contrario, un estilo autoritativo, sensible a los intereses de niños y niñas y sus figuras parentales, permiten que éstos sean escuchados, valorados, y tenidos en cuenta a la hora de definir su comportamiento, pero dentro de unos límites que establece la figura parental. Este estilo es más efectivo porque considera la autoridad de la figura parental, pero a diferencia del estilo autoritario, reconoce el papel de niños y niñas como agentes sociales, sujetos de derechos; y como tales, les permite expresar y satisfacer sus necesidades y deseos. En otras palabras, cuando utilizamos este estilo, adoptamos una postura firme en medio de un clima cálido, amoroso y cercano, que facilita al niño sentir que sus demandas son válidas, pero que no pueden ser siempre satisfechas porque su comportamiento lo afecta a sí mismo por otras personas con las cuales convive. Igualmente, es importante que las figuras parentales supervisen las actividades de sus hijos; esto es, que lleven a cabo acciones para conocer con quién están, dónde están, qué hacen y cómo están. Estar pendientes nos permite garantizar de que sus necesidades están satisfechas, y no existen fuentes de malestar que los pongan en peligro. Lo interesante, sin embargo, es conforme niños y niñas van ganando autonomía y mayores capacidades para comunicarse, es importante que existan intercambios permanentes de información que les permita a las figuras parentales garantizar las mejores condiciones para preservar el bienestar del niño o la niña. [MÚSICA] [MÚSICA] Lo anterior requiere entonces de la construcción de una relación de confianza entre la figura parental, y niños y niñas. Efectivamente, cuando se establecen conversaciones sobre sus actividades cotidianas, propiciamos la construcción de un clima cálido para lograr que niños y niñas no solo expresen lo que sienten, lo que desean, lo que quieren y lo que les pasa, sino también que compartan lo que hacen cuando no estamos con ellos y que estén dispuestos a llegar a acuerdos convenientes para todos. Si además mostramos interés genuino, y trasmitimos que lo que nos dicen es verdadero, importante y valioso para nosotros, entonces podremos asegurarnos de que niñas y niños nos reconozcan como figuras de apoyo, y acudan a nosotros en caso de necesitarnos. En síntesis, las figuras parentales facilitan en su familia la condición de establecimiento de límites y supervisión parental. ¿Cuándo? Uno, reconocen que la capacidad exploratoria de la niña o el niño le permite conocerse y conocer su entorno paulatinamente. Dos, aceptan que los seres humanos aprendemos progresivamente a regular nuestro comportamiento y a controlar nuestro entorno. Tres, generan oportunidades que le permitan a la niña o el niño satisfacer su curiosidad, explorar varias alternativas, y a la vez familiarizarse con la estructura y los límites del ambiente. Cuatro, reconocen su poder en la relación con la niña o el niño, y no abusa de esa posición. Cinco, adecúan las estrategias de establecimiento de límites y supervisión a las características, capacidades, necesidades y comportamientos de la niña o el niño. Seis, supervisan las actividades de la niña o el niño. Saben dónde está, con quién está, qué hace y cómo lo hace. Siete, establecen conversaciones con la niña o el niño para conocer lo que siente, lo que piensa, lo que quiere y lo que hace. Ocho, proveen conversaciones con la niña o el niño sobre las razones por las cuales es necesario establecer límites al comportamiento, y la importancia de cumplirlos por el bienestar personal, y de las otras personas que se afectan con sus acciones. Nueve, involucran al niño en el análisis de las situaciones que explican su comportamiento, y tiene en cuenta su perspectiva al momento de identificar las consecuencias del mismo. [MÚSICA]