[MUSIC] ¿Recuerdas las síntesis de competencias presentadas en el primer módulo? Recordémosla rápidamente. Esas competencias irían en el currículo oficial en un proceso de educación intencional formal. En la escuela seguramente las materias como las matemáticas tienen esas competencias claramente definidas. Sin embargo en el campo de la educación de la sexualidad, pocas veces las instituciones educativas las mencionan de manera explícita. Lograr enunciarlas de manera clara es un gran avance y es fundamental para la adecuada planeación de las estrategias de educación de la sexualidad. Ahora bien ¿Tener las competencias relacionadas con la educación de la sexualidad en los documentos institucionales es suficiente para que en el contexto de la escuela se den las condiciones para la garantía del derecho de la educación de la sexualidad?. Es decir, ¿contar con un currículo oficial garantiza su implementación? La respuesta a estos dos interrogantes es no. Que estén enunciadas las competencias es muy importante, pero no es suficiente. Si están enunciadas pero en la escuela no se implementan las acciones para desarrollarlas es lo que coloquialmente, en Colombia por lo menos, llamamos letra muerta. Esa es otra forma de currículo nulo. El currículo nulo con relación a la educación de la sexualidad es, en sí mismo, una vulneración de los derechos humanos de las niñas, los niños y los adolescentes. La diferencia entre lo que se escribe y se hace, nos permite introducir otras maneras por medio de las cuales la escuela contribuye a la garantía del derecho a la educación de la sexualidad. El currículo operativo y el currículo adicional. Recuerda que el currículo operativo es lo que pasa en el aula de clase cuando se va a implementar el currículo oficial que se tenía previamente planeado. Es el momento de verdad, lo que ocurre en cada clase que se imparte. Si el currículo oficial se implementa como se planeó entonces el currículo oficial y el currículo operativo están alineados. Es decir, son coherentes. Lo que se hace en el currículo operativo es lo que se consignó en el currículo oficial. Lograr esta alineación es un reto porque hay muchos factores que inciden en n que lo que se planeó cambia una vez uno está en el salón de clase. Acá es muy importante que tengamos en cuenta algo que los docentes sabemos bien a través de nuestra experiencia y es que a veces el currículo operativo es mejor que el oficial. Tenemos clases extraordinarias y logramos aprendizajes que pueden superar lo propuesto. Las y los docentes también sabemos que otras veces también se da lo contrario. El currículo oficial, en el papel, es fantástico, pero en lo operativo no permite que se logren los objetivos propuestos. Esto suele ocurrir con mucha frecuencia con asuntos relacionados con la sexualidad. Aunque tú no lo tengas planeado, el tema tarde o temprano aparece. Recuerda que las niñas, los niños y los adolescentes están constantemente expuestos a información relacionada con la sexualidad. Sus preguntas, intereses y dudas surgen del proceso de crecimiento, de ver las diferencias y cambios en sí mismo y al compararse con otras personas. También surgen de las conversaciones y situaciones sociales en las que participan y, como lo veremos más adelante, del contenido de los medios de comunicación que consumen. Es decir, la sexualidad está en todas partes y al ser parte fundamental de la vida social es un tema a la mano, concreto, del cual siempre tendrán algo que preguntar o decir. Te voy a compartir algunos ejemplos reales en donde los estudiantes de diferentes edades intervienen la dimensión oficial del currículo, en diferentes materias y clases. Por medio de sus participaciones hacen que emerja esa dimensión operativa del currículo pues llevan al docente a afrontar situaciones que están relacionadas con la sexualidad. En una clase de primero de primaria, niños de seis, siete años, sobre la estructura familiar, una de las niñas dice ¿Y por dónde va a salir mi prima que está en la barriga de mi tía? En segundo grado de primaria, en la clase de artes, se para un chico y le dice al profesor: ¡Quiero colorear con el rosado y las niñas no me prestan ese color! Dicen que solo es para las niñas. En una reunión con el grupo de tercer grado de primaria, niños de nueve años, para discutir los comportamientos en el recreo, un niño reclama. ¿Por qué tenemos que compartir el patio de recreo con las niñas si ellas no juegan fútbol? En la clase de ética sobre las formas adecuadas de resolver un conflicto, un niño de quinto grado de primaria, 10, 11 años participa y dice, si no nos debemos pegar, ¿Por qué mi papá si le puede pegar a mi mamá cuando él está bravo? En una actividad de grupo, en la clase de matemáticas, con niños de primer grado a secundaria, 11, 12 años. Un niño se acerca y le dice al maestro, yo no quiero hacerme con Ana, ella está diciendo que somos novios y yo no soy su novio, y que si no soy su novio soy gay, ¿qué es gay?. En la clase de biología de tercer grado de secundaria, 13 años. Sobre la función reproductiva del cuerpo humano, una estudiante le pregunta al profesor y si uno se da besos con el novio, ¿queda embarazada? El grupo you está listo para salir al patio del colegio y dos chicas de quinto grado de secundaria, de 16 años, se acercan al profesor de deportes y le dicen: Profe, no podemos salir a la clase de educación física porque estamos enfermas, tenemos la menstruación. Estoy segura de que quienes interactuamos con niñas, niños y adolescentes nos hemos enfrentado más de una vez a este tipo de situaciones. Estas experiencias nos revelan que en la educación de la sexualidad no hay una hora específica o una clase. Está en todas partes. Solo se necesita estar con una persona adulta con quién se sienta confianza y seguridad para compartir lo que se piensa y lo que se siente. Si estos ejemplos se dan en el contexto de aprendizaje donde el objetivo principal no era la educación de la sexualidad, puedes imaginarte todo lo que los niños y niñas adolescentes traen, desde su experiencia cotidiana, cuando el objetivo principal del contexto de aprendizaje es la promoción del bienestar en el campo de la sexualidad. Imagina cuántas oportunidades de aprendizajes surgen cuando creamos condiciones específicas para conversar sobre los nombres de los genitales, analizar los roles de género, discutir sobre las características de las relaciones románticas, de las relaciones eróticas. Que garantizan el bienestar. En el contexto escolar, estas situaciones aparecen en cualquier clase, y dependiendo de como las abordemos como docentes o facilitadores, cambia el desarrollo de la sesión que habíamos planeado. Las investigaciones han identificado que las siguientes características son fundamentales para que el currículo oficial y el currículo operativo estén alineados, y para que los procesos de enseñanza y aprendizaje tengan sentido. Uno, los objetivos con relación a la educación de la sexualidad son explícitos, específicos y adecuados para cada edad de acuerdo con el contexto donde está la escuela. Dos, la persona que facilita los procesos de aprendizaje, bien sea una docente, un tallerista, tiene formación, experiencia e interés con relación a la educación de la sexualidad. Tres, la relación entre el docente y los estudiantes, y entre el grupo de estudiantes, se caracteriza por la confianza, la comunicación, la cercanía afectiva, la credibilidad, la equidad en las relaciones de poder y el establecimiento de límites. Imagínate abordar los asuntos relacionados con la sexualidad en una clase en la cual los chicos no tienen buenas relaciones con sus docentes. O si el grupo de estudiantes no tiene confianza para decir lo que opina, lo que siente o reconocer lo que no sabe. Cuatro, se exploran y anticipan las inquietudes e intereses que el grupo de estudiantes traerá a la clase con relación a la sexualidad para incluirlas en la planeación, es decir, se planea la clase teniendo en cuenta lo que se les quiere enseñar. Así como lo que ellos quieren aprender de acuerdo con el momento de la trayectoria vital en el que se encuentra. Cinco, se conoce la realidad cotidiana del contexto social y familiar en donde vive el grupo de estudiantes. En particular, se indaga por las situaciones del entorno comunitario que obstaculizan o restringen. La realización efectiva de los derechos humanos y que el grupo de estudiantes puede traer a la clase por medio de ejemplos, preguntas o actitudes. Sobre estos aspectos, la escuela debe incidir al ser uno de los principales motores de actualización social de una comunidad en pro de los derechos humanos. [MUSIC]