[MUSIC] En cualquier proceso de educación intencional en espacios formales, por ejemplo la escuela, la universidad o talleres comunitarios, es imprescindible hacernos siete preguntas para tomar decisiones sobre cómo facilitar el aprendizaje. En la siguiente gráfica podrás ver esas preguntas fundamentales. ¿Cómo enseño? ¿Qué enseño? ¿A quién le enseño? ¿Para qué enseño? ¿Con qué enseño? ¿En qué lugar enseño? ¿En qué tiempos? Hacerse estas preguntas es reflexionar sobre la metodología. Es decir, sobre las acciones necesarias para enseñar y aprender. Esta reflexión se llama didáctica. Responderlas permite ver la coherencia entre cada uno de los insumos que se requieren para elaborar los objetivos propuestos. Además nos permite definir las estrategias que nos facilitan generar condiciones propicias para la educación de la sexualidad intencional con enfoque promocional. De manera consistente con los resultados en diversos campos de la educación, en la investigación sobre estrategias usadas en la educación de la sexualidad. Se ha identificado que las experiencias de enseñanza y aprendizaje que están relacionadas con la vida cotidiana de las y los estudiantes son más efectivas. Pues facilitan relacionar y aplicar lo aprendido a las situaciones concretas. Es decir, que lo aprendido lo identifican como algo útil. El aula. Estrategia número 1. Alto uso de técnicas cooperativas. Las técnicas de enseñanza y aprendizaje están clasificadas en tres grupos, auto-dirigidas, dirigidas y cooperativas. Las técnicas dirigidas son las actividades que demandan mayor liderazgo por parte de quien facilita la sesión o tiene el rol de docente. Su construcción y desarrollo depende principalmente de la maestra o el maestro. Por ejemplo, las sesiones de exposición magistral o una conferencia. Si se usa con mayor frecuencia técnicas dirigidas, la información que circula es principalmente, o a veces exclusivamente, la que el docente considera pertinente, pues por lo general es la persona que más habla. Por lo tanto, hay poca oportunidad para identificar lo que las y los estudiantes les interesa decir u oír, no solamente por parte de la maestra, también por parte de sus compañeros. En los espacios de aprendizaje que se privilegian las técnicas dirigidas, las actitudes dominantes serán las del docente y el grupo de estudiantes tendrá poca oportunidad para participar activamente en el desarrollo de las actividades. [MUSIC] Otro grupo de técnicas son las autodirigidas, es decir las lideradas por cada persona sin la intervención de nadie más. Por ejemplo, la búsqueda y procesamiento de información que hacemos cada uno para entender un tema, o una situación, o resolver un ejercicio a manera individual. Esto requiere de mucha autonomía en el proceso de aprendizaje. Cuando usamos las técnicas autodirigidas como guías de trabajo individual, portafolios de las y los estudiantes, o tareas en casa que se califican pero no se socializan en el grupo de clase, o en la sesión. Se les permitirá a las y a los estudiantes identificar su postura o comprensión frente a un tema o una situación, por lo cual son muy importantes. Pero si usamos estas técnicas con mucha frecuencia no generamos espacios de intercambio en el grupo. Por lo tanto las y los estudiantes no tendrán la oportunidad de validar su postura, identificar acuerdos o desacuerdos, así como cuestionar su propia forma de entender un asunto teniendo en cuenta la perspectiva de otras personas. Y las técnicas autodirigidas nos facilitarán participar en actividades que impliquen interacción social. [MUSIC] Ahora que you tienes claro estos dos grupos de técnicas de enseñanza y aprendizaje, hablaremos de un tercer grupo, las técnicas cooperativas. Estas técnicas se caracterizan por privilegiar la interacción entre las personas del grupo, y quien facilita la sesión. Es decir, la responsabilidad de las actividades es compartida, y ambas partes aportan insumos fundamentales para el desarrollo de la clase o la sesión. Un ejemplo de estas técnicas son los talleres, o los aprendizajes basados en proyectos. De acuerdo con la evidencia, las técnicas de trabajo cooperativas destacan el proceso de construcción de conocimiento conjunto que resulta de la interacción con otras personas a realizar las tareas de manera colaborativa. Esto no significa que dejemos de usar los otros dos grupos de técnicas, porque cada una es importante y genera procesos de aprendizaje diferentes. Sin embargo, cuando se usan con mayor frecuencia las técnicas cooperativas, las y los estudiantes tienen un contexto estructurado para traer preguntas, opiniones y experiencias con relación a la sexualidad. Lo que les permite conocerse, y a nosotros como maestros conocerlos y conocer el mundo en el que viven. [MUSIC] Estas estrategias son muy útiles para conocer qué tanto saben sobre un tema en particular, qué inquietudes tiene y, con base en ellas, a qué información estás expuestos las y los estudiantes. Así como las características de la cultura a la que pertenecen, es decir, el sistema normativo del que hacen parte. Estas estrategias cooperativas también nos permiten saber las preguntas que no se están haciendo porque aún no les interesa. Así como los elementos que incluyen, o los que no incluyen, cuando analizan una situación relacionada con la sexualidad. Cuando usamos las estrategias cooperativas, nuestro rol como docentes es de acompañamiento del proceso de aprendizaje del estudiante. Reconociendo que no poseemos la verdad absoluta, que debemos facilitar la búsqueda de información en fuentes confiables, motivar la participación activa, promover el involucramiento en la toma de decisiones. Fomentar el pensamiento crítico y propiciar la expresión libre de opiniones, la comunicación efectiva y el respeto a las ideas de otras personas. Las estrategias cooperativas también nos permiten rotar los roles para liderar las actividades. Por lo tanto, revelan las actitudes de las personas participantes, facilitan que circulen diferentes tipos de información para analizarla y permiten poner en práctica las habilidades. Como los mencionamos al inicio de este curso, trabajar estos tres aspectos es necesario, puesto que son los componentes de una competencia. Veamos qué actividades son útiles para fortalecer cada uno de los componentes de una competencia. Actividades para favorecer el acceso a información. Responder preguntas de diferentes maneras, prosa, números, dibujos, collage, videos. Exposiciones con diferentes recursos. Asignar lecturas. Elaboración de mapas conceptuales, cuadros sinópticos, portafolios de evidencias. Ejercicios de asociación. Debates. Introducir conceptos nuevos a partir de información conocida. Búsqueda de información en diferentes fuentes para resolver preguntas. Completar oraciones a partir de una exposición. Hacer resúmenes de una exposición, una lectura o un vídeo. Actividades para identificar y trabajar sobre las actitudes. Exploración por medio de preguntas de las creencias que se tienen con relación al asunto que se está abordando. Una persona, una situación, un recurso, una actividad para confrontarlas con información científica. Identificación por medio de preguntas de las emociones que suscita el tema o situación que se está abordando. Analizar aspectos positivos o negativos del tema o situación que se está abordando. Identificar argumentos sustentados en conocimiento científicos para soportar la posición personal frente a la situación en la que se está trabajando. Cambiar la perspectiva, asumir la posición contraria y defenderla. Acercamiento continuo y frecuente con el tema, la situación que se está abordando. Actividades para promover el desarrollo de habilidades. Modelamiento por parte de figuras significativas. Demostración. Instrucción. Persuasión verbal. Consejería. Establecimiento de metas. Juegos de roles. Identificación de situaciones y planteamiento de alternativas de acción. Ejercicios prácticos con retroalimentación inmediata. Éstas son algunas actividades que permiten fortalecer los tres componentes de una competencia. Hay muchas más actividades, y estoy segura que con la experiencia, tú vas a identificar muchísimas otras.