[MÚSICA] En el presente módulo, abordaremos el tema de la importancia de la ganadería y cómo ha acompañado al ser humano por mucho tiempo y es necesario buscar nuevas formas de producción. También buscaremos explicar cómo tiene un impacto negativo cuando es mal manejada y necesitamos transitar hacia nuevos esquemas productivos. La ganadería es una fuente de alimento y de recursos para las familias rurales, una tercera parte de la ingesta proteica proviene de la proteína animal, una quinta parte de las calorías es suministrada por esta fuente, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Un tercio de la población se dedica a la agricultura para su subsistencia y de esos agricultores, el 60% son también ganaderos. Entonces, la ganadería, la agricultura están íntimamente relacionadas con la forma de subsistencia de las poblaciones rurales y de los alimentos que nos llegan a las ciudades. Particularmente en los países en desarrollo, la ganadería representa ingresos y alimento para múltiples familias rurales. De hecho, mil millones de personas pobres dependen de la ganadería como alimento y como ingreso. Los campesinos, sobre todo más marginados, necesitan a la ganadería, o dependen de ella, como fuente de energía o fuerza de tiro, como transporte, como fertilizantes de sus cosechas, abonos orgánicos, y también les provee subproductos como pueden ser la lana y el cuero que diversifican su ingreso. La ganadería o los animales representan un método o una posibilidad de ahorro donde los sistemas bancarios no funcionan tan a profundidad o donde no hay esa posibilidad para los campesinos rurales. Un animal puede representar un método de ahorro y también una fuente de capital cuando la familia rural así lo requiere. Por ello, por estas razones, son un soporte económico y de bienestar para las familias, sobre todo más marginadas en nuestro planeta. Además, la ganadería ha acompañado al ser humano por tanto tiempo que you es parte también de su identidad y de su cultura, ejemplos de esto lo tenemos en la gastronomía, en el vestido, en sus fiestas regionales, incluso en temas de patrimonio cultural. De manera que es algo que alimenta y contribuye a la riqueza cultural de nuestros pueblos. No olvidemos las ventajas nutricionales que tiene la proteína animal. Los animales, especialmente los rumiantes, tienen la capacidad de transformar fuentes de alimento que nosotros como seres humanos no podemos transformar. Por ejemplo, los pastos, los residuos de cultivo, son altos en celulosa que no se rompen con la digestión humana. Por el contrario, los animales rumiantes pueden hacer esa transformación y su carne se convierte en una proteína de alta calidad para el consumo humano que representa una ventaja nutricional importante. La leche y la carne proveen un valor nutricional más allá de la energía, recordemos que el 30% de la proteína que consumimos los humanos proviene de proteína animal. América Latina es hoy el principal exportador de carne bovina y de ave en el mundo, lo cual lo coloca en una posición de crecimiento muy interesante pero también con unos retos ambientales muy significativos. Las proyecciones del consumo indican que tendremos un incremento de dos veces en el consumo de cárnicos en los próximos 20 años a nivel mundial. Esto debido, obviamente, al incremento en la población, un ingreso que va al alza, sobre todo de las clases medias, y un patrón de consumo diferenciado que hace que las personas prefieran la proteína animal que antes no consumían. En América Latina, se prevé que en los próximos 40 años la tasa de crecimiento en el consumo de proteína animal sea del 5% anual, lo cual pone muchísima presión en los bosques y selvas que aún tenemos para dar cabida a una mayor superficie de producción agropecuaria. Por lo antes expuesto, no es de extrañar que el ganado, especialmente los rumiantes, sean tan numerosos hoy en día en nuestro planeta. Los rumiantes son la mayor cantidad de mamíferos en comparación con otros, como los mamíferos silvestres y los seres humanos, y esto tiene un enorme impacto en los ecosistemas. En el próximo bloque, platicaremos un poco de cómo funciona este impacto negativo cuando tenemos una ganadería mal manejada que va en aumento y que no mantiene una lógica integral del manejo del territorio. Primero hablemos de la deforestación. De todos los usos humanos, la ganadería representa la mayor porción de la superficie terrestre. Entre el 20 y 30% corresponde a pastizales y un tercio de la tierra cultivable es utilizada para producir forrajes y alimento para el ganado. De manera que la superficie que utilizamos para alimentar y mantener al ganado que después aprovecharemos es enorme. La tala por deforestación para ampliar estas superficies representa un reto muy importante para los seres humanos en términos de cambio climático y pérdida de hábitat. El 70% de los bosques, por ejemplo, en la Amazonía, se ha perdido por una expansión de la frontera agropecuaria. De acuerdo a la Secretaria de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, la agricultura a subsistencia, por ejemplo, implica el 48% de la deforestación y la agricultura comercial es responsable del 32%. De manera que no podemos pensar en un desarrollo sostenible si no abordamos la deforestación que proviene de la agricultura y la ganadería mal manejadas. Hoy en día, gran parte de la producción sucede en sistemas intensivos o estabulados, esto quiere decir que no se utilizan grandes pastizales para que el ganado consuma forraje. Podríamos pensar que estos sistemas no implican gran presión en deforestación, pues los animales están contenidos o confinados. Esto no es así en realidad, entre el 30 y el 40% de los cereales que se producen hoy en el mundo van para alimentar ganado en engorda, en sistemas de esta naturaleza. De manera que generan una presión creciente sobre los bosques y selvas para ampliar la frontera agropecuaria. Esto también tiene un efecto, los animales que están confinados tienen un metabolismo digestivo diferente que genera mayor emisiones de efecto invernadero a través de metano. Segundo, cambio climático. Si se contempla la totalidad de la cadena de producción, la ganadería es responsable por el 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que supera las emisiones generadas por todo el transporte mundial. Los gases de efecto invernadero también de la producción propia tienen un alto potencial de calentamiento y son numerosos. Por ejemplo, el metano que se produce por el sistema digestivo de los rumiantes representa el 37% de las aportaciones de este gas a la atmósfera. Y el metano tiene 23 veces más potencial de calentamiento que el dióxido de carbono. El óxido nitroso que proviene del estiércol de los animales proveniente de la ganadería representa el 65% de estas emisiones a la atmósfera, y el óxido nitroso tiene 296 veces más potencial de calentamiento que el dióxido de carbono, lo cual es muchísimo. De manera tal que la ganadería tiene un efecto muy nocivo en el cambio climático y en la deforestación que debe de analizarse y adaptar los sistemas de producción de manera que mitiguemos lo más posible estos efectos. Tercero, uso y contaminación del agua. Gran parte del uso del agua va para irrigar cultivos que después alimentarán al ganado, y la ganadería es conocida por ser una actividad que tiene un alto uso de agua para su producción. Por ejemplo, se calcula que en promedio la producción de un kilogramo de carne representa el uso de 16.000 litros de agua para poder producirlo. Y una dieta vegetariana es ocho veces menos intensiva en agua que una dieta que incluye carne. De manera tal que es importante reflexionar cómo utilizamos el recurso y otros esquemas para aprovecharla al máximo. Además, la ganadería contamina grandemente las fuentes de agua, esto por desechos de los animales y de los insumos que se utilizan, por ejemplo, las hormonas, los antibióticos, los químicos que se utilizan para la curaduría de las pieles, todo eso contribuye a contaminar los acuíferos. Pensemos, por ejemplo, que las dos terceras partes del amoniaco que producen los humanos, o el amoniaco antropogénico, provienen del uso ganadero y esto contribuye a la lluvia ácida y a la acidificación de los ecosistemas. No hay estimaciones globales pero, por ejemplo, hay un estudio muy interesante en los Estados Unidos y se estima que el 37% de los plaguicidas, el 50% de los antibióticos y una tercera parte de los nitrógenos y los fósforos son para la agricultura, que produce forrajes, y para la producción ganadera. De tal manera que hay un gran impacto en términos de todo estos productos químicos que van al subsuelo y a los acuíferos, que eventualmente también llegan a los mares y contribuyen a lo que conocemos como la eutrofización de los ecosistemas marinos, en donde deja de haber oxígeno en el agua y tenemos una pérdida de hábitat y de biodiversidad muy importante para dichos ecosistemas. Además, el sobrepastoreo afecta el ciclo del agua, de manera que cuando hay un sobrepastoreo, la erosión de los suelos y la compactación evita que el agua pueda permear, de manera que se restablezcan los mantos freáticos. Esto va relacionado con nuestro cuarto gran impacto, que es la degradación de los suelos. Cuando hay una erosión y una compactación de los suelos por un sobrepastoreo o por una gestión o un manejo inadecuado de la ganadería, tenemos estos efectos en donde el suelo pierde su fertilidad, deja de tener los servicios ecosistémicos como la biodiversidad de los microorganismos, la capacidad de captación de agua, entre muchos otros, lo cual lleva a un proceso de desertificación, en donde vamos perdiendo la fertilidad, la humedad en los suelos y digamos que el desierto se extiende. La política inadecuada y la gestión inadecuada de la producción generan estos problemas y contemplemos que algunas cifras estiman que el 20% de los pastos existentes you tienen un síntoma de sobrepastoreo o tienen una degradación por sobrepastoreo. De manera que el suelo como un recurso vital para la producción y para múltiples otros procesos requiere de ser cuidado. Quinto, pérdida de biodiversidad. La enorme población de animales producidos para el ganado hoy es el 20% del total de la biomasa animal terrestre. La superficie que hoy ocupa era antes hábitat de especies silvestres. De hecho, el sector pecuario podría ser el primer responsable de la pérdida de biodiversidad por su impacto en deforestación y tiene una alta participación en la degradación del suelo y la pérdida de servicios ecosistémicos, como vimos anteriormente. ¿Qué pasa cuando se introducen monocultivos? Hay menos diversidad vegetal. Los insectos y animales que antes se alimentaban de otras especies vegetales ahora desaparecen y, por ende, también sus depredadores. Las plagas se propagan, pues sus depredadores naturales you no están ahí. El agricultor y el ganadero tienen que rociar pesticidas para su control, se contamina el aire, la tierra y el agua. Además, si no hay rotación en el monocultivo, se pierde fertilidad en el suelo, pues la misma especie requiere y absorbe los mismos nutrientes un ciclo tras otro. La tierra se empobrece, entonces debemos enriquecerla artificialmente con químicos, lo que constituye un proceso que requerirá ir en aumento a medida que la tierra se empobrece más. Los productores pecuarios también, frecuentemente, entran en conflicto con especies de predadores salvajes que habitan las áreas protegidas cercanas a las áreas de pastoreo. Como puedes ver, todo está conectado. Piensa que una vez que una especie se extingue, se perdió para siempre. Esto es fácil de entender si pensamos en el águila real, el jaguar, los tigres y los rinocerontes. Pero lo mismo pasa con la enorme diversidad de pequeños y grandes animales y plantas en un ecosistema. Animales increíblemente complejos y benéficos como los polinizadores, los insectos coprófagos como el escarabajo estiercolero, plantas y microorganismos desaparecen a diario. A muchos no llegamos a conocerlos si quiera, pero con ellos se pierde la capacidad de mantener la vida en la tierra, de la cual nosotros y la producción de alimentos depende. Y bien, pues lo que pudimos recopilar aquí fueron los grandes impactos que tiene la ganadería en términos ambientales, primero la deforestación, segundo el cambio climático, la contaminación y el uso excesivo del agua, la degradación de los suelos y la pérdida de biodiversidad. Estas afectaciones tienen un impacto en el bienestar de las comunidades y en la rentabilidad de la producción en el largo plazo. Eso es algo que vamos a explorar en el siguiente video, en donde veremos las relaciones que tienen la degradación ambiental con otros factores sociales y económicos. [AUDIO_EN_BLANCO]