Si nos referimos a los distintos modos en los que se pueden concretar los proyectos en las aulas, podemos imaginar las situaciones siguientes. Todos los alumnos realizando el mismo proyecto, o grupos de alumnos realizando distintos proyectos, o estudiantes llevando a cabo proyectos individuales. Todos los alumnos realizando la misma actividad, o cada grupo, o cada estudiante realizando una actividad diferente. Todas las actividades en un mismo espacio o actividades simultáneas desarrollándose en espacios diferentes. Cronogramas de trabajo estructurados y planificados por el docente y cronogramas de trabajo flexibles en los que cada estudiante va definiendo los tiempos, espacios y tareas. Ante este panorama y validando la diversidad y la heterogeneidad que se pone en juego en el marco de los proyectos, es necesario acompañar considerando la documentación de la propuesta. Documentar es poder tomar registro de lo que hacemos, tanto previamente al proyecto, en su diseño, como lo que sucede en su puesta en marcha. Documentar implica valorar la experiencia realizada. Documentar ayuda a construir memoria que puede resultar central, tanto a la hora de comunicar los logros alcanzados o de identificar problemas como en el momento de volver a pensar situaciones de enseñanza. Podemos identificar dos grandes objetivos de la documentación: elaborar registros del propio proceso de aprendizaje y socializar lo construido. ¿Por qué documentar? Porque ante la diversidad de caminos posibles y frente a situaciones en las que los estudiantes van tomando decisiones sobre su propio proceso de aprendizaje, es valioso llevar un registro de lo que cada uno fue haciendo. Esto es en términos del propio recorrido, como también de aquello que pasa a nivel grupo, a nivel aula y a nivel escuela. De esta manera y a partir de esta información, será posible socializar y compartir con los demás lo que se fue construyendo. ¿Quiénes documentan? Por supuesto, los maestros a cargo del proyecto. Pero, también es parte de la tarea del estudiante registrar lo que sucede de modo de poder compartir el proceso con otros y, también, reflexionar sobre el recorrido realizado. Pero, ¿qué documentamos? Si bien esta pregunta se va a ir definiendo en la medida que tengamos en cuenta quiénes van a documentar y en qué momento, es necesario considerar que tenemos que planificar de antemano aquello que queremos documentar. Es decir, esta pregunta tiene que estar desde el inicio del proyecto, de modo que tanto maestros como estudiantes puedan anticiparlo.