Para planificar un trabajo por proyectos en la escuela, hay que considerar distintos aspectos. Tenerlos en cuenta nos va a ayudar mucho en el diseño de la enseñanza. Uno de los aspectos a considerar es que el proyecto tiene que partir de un problema significativo para los estudiantes. Por supuesto, requiere de la intervención de los docentes, no se trata de trabajar solo con los emergentes. Habitualmente, se considera que el proyecto finalice con un producto tangible, sin embargo, esto no es imprescindible. Es en el diálogo con sus estudiantes que el docente puede decidir cuál es el mejor modo para cerrar el proyecto. La característica principal es que los proyectos se construyen teniendo en cuenta el contexto social y cultural, los lineamientos curriculares y los intereses e inquietudes de los estudiantes. En este sentido, no se trata de propuestas definidas por el o los docentes a cargo, sino que se construyen junto a los estudiantes, quienes cuentan con decisión y autonomía respecto de su propio proceso de enseñanza y aprendizaje. Para dar comienzo a un proyecto, el o los docentes a cargo seleccionan el contenido a enseñar teniendo en cuenta la referencia curricular e identifican una pregunta o problema que vincule dicho contenido con el contexto y con los intereses de los estudiantes. A partir de ello, comienza una fase de exploración en la que los estudiantes, acompañados por sus docentes, indagan en el tema e identifican y formulan una nueva pregunta o un problema, que es el que guía el desarrollo de todo el proyecto. Para poder planificar situaciones de enseñanza basadas en proyectos, es necesario tener en cuenta: uno, la elección del contenido a enseñar, por supuesto; dos, la fundamentación del proyecto, es decir, por qué es relevante y significativo en términos curriculares, en términos de lo que les interesa a los estudiantes, en términos del contexto de la comunidad educativa; tres, la preparación de un contexto que permita que surjan preguntas genuinas de los estudiantes, que construyan un problema que se vincule con los saberes previstos por el docente; cuatro, los objetivos y propósitos de enseñanza, esto implica definir lo que nos proponemos generar como docentes y lo que esperamos que logren los estudiantes a partir del desarrollo del proyecto; cinco, las actividades, tareas y métodos previstos para los estudiantes, vamos a encontrar que algunas tareas son posibles de planificar y definir de antemano, mientras que hay otras que se van a mantener con cierta flexibilidad para que sean los propios estudiantes quienes las definan a medida que avanzan en el proyecto; por otro lado, este aspecto también hace referencia a actividades reflexivas de documentación y comunicación de lo realizado; seis, el cronograma del proyecto con una estimación de los tiempos de trabajo en el aula, de manera individual, de manera grupal, de trabajo de campo, entre otras cosas; siete, anticipar y definir cómo se gestiona el proyecto, ¿necesitamos algo más que el trabajo en el aula?, ¿lo hacemos solos o con algún otro maestro? y lo que podamos anticipar; ocho, definir los momentos y los instrumentos de evaluación que nos permitan valorar lo aprendido. A lo largo de este curso, vamos a ir haciendo foco en cada uno de estos aspectos centrales.