[MÚSICA] [MÚSICA] [MÚSICA] A pesar de que la tumba de Amenhotep III you fue tratada en una lección anterior, creemos oportuno que ahora se realice una pincelada, por lo menos a nivel iconográfico, fundamentalmente por constituir un modelo claro en cuanto a decoración para algunas tumbar posteriores. Por ejemplo, si nos referimos a nivel cromático, para la tumba de Horemheb o para la tumba de Ramsés I. Y además porque, no perdamos de vista, que la tumba de Amenhotep III habrÃa sido la primera en inaugurar ese valle occidental en el que después se enterrarÃan otros monarcas como, por ejemplo, el padre divino Ay y Tabet, y eso sigue en discusión, hubiera habido también una tumba destinada a Amenhotep IV. Pero es algo que aún se está debatiendo. En cualquier caso, el simple hecho de conectar iconográficamente con Horenheb a quien, por cierto, las listas reales egipcias dan como descendiente directo, elidiendo todo este fenómeno, digamos, atonista, que se intenta borrar de la memoria, hace que sea interesante ver cual es la semilla, cual es el origen de esa tumba, ¿no? Y por tanto donde cabrÃa buscar algunos topos o algunos modelos iconográficas. Como vemos el diseño es bastante acorde con el de la décimo octava dinastÃa y por suerte, pese que se encontró bastante colmatado de despojos y de, y de piedras caÃdas el acceso, la parte interior se puede ir restaurando. De hecho, gracias a la restauración acontecida o llevada a cava, a cabo, perdón, por la VaSera University, hoy en dÃa las imágenes situadas en algunos puntos estratégicos de la tumba como serÃan los que están señalados en la planta con las letras E, I y J o dicho de otro modo, el pozo, la sala pozo, la antecámara y la cámara funeraria, hoy en dÃa vuelven a lucir unos bellos colores y por tanto constituyen las tumbas más bonitas del valle, que en este caso serÃa el valle occidental. De hecho, también cabe decir que además de este fondo azul que ejercerá como modelo para sepulcros posteriores, y que está culminado por un friso jquery, como elementos especialmente destacados de la misma, estarÃa el hecho de que el monarca se presenta ante distintas divinidades bajo un signo de cielo, eso no es nuevo y además se continuará haciendo, pero por vez primera aparece figurado el ka del rey, asà como el ka de su padre Tutmósis IV, esto es en el muro norte de la sala del pozo. Es importante además que si nos fijamos en algunos detalles estilÃsticos podemos ver como se nota ese rasgo estilÃstico caracterÃstico de la décimo octava dinastÃa, al menos de esta, este momento, de estos Tutmócidas y primos Amenhoteps, puesto que vemos cómo tiene ese ojo alargado, almendrado y alargado. Por último, también es muy importante indicar que en esta tumba, tal como lo dijimos en la primera lección, se da un ejemplo muy didáctico de lo que serÃa una, un compendio de variaciones paradigmáticas, una selección. ¿Por qué? Pues porque vemos que el rey aparece repetido diversas veces con una cierta, con un ritmo, vamos a llamarlo asonante, por el hecho de aparecer una vez con con peluca, otra vez con nemes, otra vez con peluca, otra vez con nemes, y se presentan de distintos acompañantes que, claramente, contribuirán a definirle de forma integral, a definirle en tanto que Amenhotep III justificado, es decir, son quienes permitirán que este rey sea justificado en el más allá. ¿Cómo? Pues mediante las distintas etapas o las distintas fases de ese viaje al más allá. Nos referimos, por ejemplo, a la presentación Hathor, que serÃa el seno, la matriz donde habrÃa nacido faraón y donde deberÃa volver. A continuación el proceso del embalsamamiento personificado por Anubis. A continuación la representación de Imentet, en tanto que diosa de la necrópolis y diosa del occidente en general, para finalmente llegar al destino final que serÃa el ser un Osiris, ¿no? En este caso, esta selección, importante esta variación paradigmática de dioses, no al azar, sino especÃficamente que completan la esencia de Amenhotep III, provoca que haya una, una, un interés añadido en la lectura de esta imagen, al igual que la posible relación que pudiésemos establecer entre la proximidad o no mediante los gestos entre el rey y los distintos dioses que le acompañan. En cualquier caso, es una imagen especialmente delicada e interesante. En cuanto al siguiente monarca identificado en este valle occidental, nos referimos al padre divino Ay. Vemos como hay, valga la redundancia, perdón, una cierta inspiración, por lo menos en alguno de los, en alguna de las partes, de la tumba con respecto a su vecino Amenhotep III. No tanto en cuanto al plano en sà de la tumba, sino en cuanto a la entrada, al acceso con esta escalinata descendente que es prácticamente idéntica a la de su antecesor. Sabemos que Ay fue un monarca con un reinado muy breve, unos cuatro años, que además estuvo al servicio de tres monarcas distintos cuando estaba dentro de la administración, y que además su relación con el que serÃa su sucesor, tanto la relación polÃtica como la personal, es un poco objeto de discusión hoy en dÃa. En cualquier caso, la tumba en sÃ, la WV 23, es, digamos, aceptada por todo el mundo que es la tumba de Ay, pero sà es cierto que originalmente no sabemos para quién estuvo destinada. Una buena parte de los estudiosos creen que habrÃa sido destinada originalmente a Tutankámon, a juzgar por ciertas similitudes iconográficas, sobre todo, y que posteriormente fue adoptada para sà mismo cuando de forma algo sorprendente, incluso para él, Ay subirÃa al trono. Cabe decir que todo ello permanece aún en discusión puesto que no se ha encontrado ningún depósito de fundación que nos indicase para quién originalmente de construyó o se excavó dicha tumba. Si nos, si entramos en la cámara sepulcral, que es la única que está realmente decorada, lo que, lo primero que podemos ver es que, efectivamente, llama poderosamente la atención el parecido, la relación iconográfica entre algunas de las imágenes pintadas en los muros y la propia tumba de Tutankámon. Fundamentalmente, lo primero que podemos observar es que el fondo es amarillo, a diferencia de ese azul clarito que habÃamos visto, por ejemplo, como la de Amenhotep III, y en cambio es este amarillo dorado, que también utilizarÃa Tutankámon, seguramente por el carácter sacro, por la relación con el oro y por la posible presencia habitual, aunque solo conservamos la de la KV 62 de esos sepulcros, de esos féretros dorados, que lo relacionarÃan con el oro, la carne de los dioses, y por tanto tenemos una cama sepulcral que nos resulta más o menos familiar. En cualquier caso, en el centro, aunque algo desplazada del eje principal estarÃa un magnÃfico sarcófago de granito rojo que, tras una restauración organizada en el museo del Cairo, vuelve a lucir pues a la inversa de como estaba originalmente en esta cámara. Vayamos pues a analizar las distintas imágenes de los muros de esta cámara sepulcral. En primer lugar, en el muro norte, que es la mejor conservada, se muestra una escena asociada a la primera obra del Amduat, una escena que you aparecÃa también en la KV 62. Se trata de la representación de los 12 babuinos durante esta que aluden a esta primera hora del Amduat. Es una hora en la que se supone que el sol you no es visible, pero sà que sus últimos rayos aún tocan la superficie terrestre, ¿no? Y, por tanto, es un poco la antesala del futuro viaje subterráneo del astro. Vemos que sobre estos cercopitecos hay una inscripción en la parte superior derecha, que alude a la forma de carnero, del dios aparecido, no olvidemos que carnero se leerÃa Ba, y por tanto, podrÃa ser un juego de palabras que aludiese al Ba de la deidad, o bueno, al Ba del rey en tanto que es deidad. A continuación, verÃamos una representación. Aquà vemos a la derecha está la inscripción, y en la parte izquierda arriba vemos, como decÃamos, una barca solar que está transportando a Jepri, una de las formas solares, mientras es adorado por dos figuras. Dos figuras que a priori no reconocerÃamos, pero que si leemos la inscripción o la etiqueta alusiva que hemos subrayado con esta redonda rosa, vemos que se trata de Osiris, y por tanto, iconográficamente no muestra en el esquema esperable, pero serÃa Osiris. Finalmente, al otro extremo de la inscripción se encontrarÃa la representación de cinco deidades desfilando, cuyos nombres nos ayudan a identificar que serÃa Maat, la señora de la barca solar se entiende, Horus, el Ka de Shu, y Nejes. Por tanto, es un desfile de deidades asociadas a este trayecto solar por el inframundo. En el Muro Oeste, por su parte, vemos unas escenas bastante más tradicionales, en la que se muestra al rey ante varias deidades como Osiris, Hator, Nut, o Hator en tanto que es señora de Eliópolis, vemos asà mismo la representación del Ka del monarca, y algo muy interesante, podemos ver cómo aquà ha habido deliberadamente una damnatio memoriae, es decir, una intención de borrar los cartuchos, la cara, el pecho con el que respirarÃa, la nariz con la que a sà mismo querÃa hacerse esta exhalación, y por tanto, dotarle de sentido en la ceremonia la abertura de la boca, y como decÃa, el corazón también con el que vivirÃa, y por tanto, anular de algún modo la existencia de Ay, ¿por qué? Muy sencillo. Puesto que se le habrÃa relacionado siempre con este episodio atonista. Por último, es interesante ver que en este Muro Oeste, en uno de los extremos, hay una escena un tanto extraña, puesto que nos muestra, a juzgar por el texto que la acompaña, a los cuatro hijos de Horus. Lo que pasa es que los cuatro hijos de Horus estamos acostumbrados a verlos con un esquema iconográfico que no es en absoluto el que aquà vemos. Aquà vemos por contra, dos parejas de personas, personajes antropomorfos, momificados, un tanto como si fuese Osiris, y además sedentes, pero que están tocados con las dos coronas, la del Alto y la del Bajo Egipto, en dos cada uno de ellos, y por tanto, es una representación de estos cuatro hijos de Horus bastante distinta de aquella clásica con la cabeza de babuino, la cabeza de halcón, etcétera. En el Muro Sur, también encontramos una escena bastante tradicional, llamémoslo asÃ, en comparación con otras tumbas, y por tanto, lo que vemos es un extracto de la composición del Libro de los Muertos, concretamente los Salmos 130 y 144, que están acompañados por una representación de una barca en la que está inscrita o en la que está, que está tripulada vamos a llamarlo asÃ, está grabado en la Enéada Heliopolitana, aunque es una enéada un tanto distinta puesto que se ha sustituido a Set por Horus por cuestiones probablemente profilácticas, y esta barca transportando la enéada, es supervisada o es vigilada, es acompañada, por la diosa Neftis. Finalmente, el muro más interesante de todos es el Muro Este, más que nada por su singularidad, puesto que muestra una escena que alude a un tema que ni en la época estarÃa reservada exclusivamente a enterramientos privados, nos referimos a una escena de casa y pesca en las marismas. Es cierto que varios especialistas han indicado que el arponeo no debÃa referirse a arponear una perca y una tilapia como en las tumbas de nobles, sino un hipopótamo, aludiendo o reactualizando el episodio mÃtico de la contienda de Horus y Set, pero es cierto que, a pesar de demostrar los simbolismos regenerativo y profiláctico de la escena, es única en cuanto a tumbas regias se refiere. Además, es especialmente latente el furor con el que los ortodoxos destruyeron buena parte de esta tumba, esa damnatio memoriae de la que hablábamos anteriormente, y que en este caso concreto además es especialmente curiosa la presencia de la reina Tiye, aunque haya estado descartado, se puede aún leer el cartucho e intuir su forma, y por tanto nos obliga a pensar sobre una posible filiación entre esta y el padre divino Ay. Por tanto, se trata de un muro especialmente curioso, no tanto por su delicadez, algo más digamos constreñida y algo más estipulada, menos libre que en algunas composiciones nobiliares, pero por contra con una presencia en una tumba real inaudita hasta la fecha, y que por tanto, nos obligarÃa a plantearnos si tendrÃa algo que ver con el origen nobiliar de Ay, o si por contra, estarÃa intentando subrayar esta intención profiláctica, y además, de paso, relacionarlo un poco, aunque de forma menos naturalista, con los pavimentos hallados en Amarna, ¿no? Cualquier caso es una tumba más que interesante, y los pocos restos de ajuar conservados entre los escombros, nos indican precisamente que hubo una persecusión y una profanación de la memoria de Ay tras ser enterrado. Gracias. [AUDIO_EN_BLANCO] [AUDIO_EN_BLANCO]