[MUSIC] Hola a todos, continuamos con un nuevo vídeo en el que vamos a hablar de la exploración del Valle de los Reyes entre el siglo XVII hasta la época de Belzoni. Recordemos que en vídeos anteriores hablamos de la visita de turistas o viajeros que vivió el Valle de los Reyes durante la época grecorromana, y también de esos últimos enterramientos en los que se reaprovechaba las tumbas de los faraones, durante el Tercer Periodo Intermedio. Pero lo cierto es que, una vez llegamos a la época de la invasión árabe de Egipto, por lo tanto, hacia mediados del siglo VII después de Cristo. A partir de ese momento perdemos referencias sobre el Valle de los Reyes, llega un tiempo, podríamos decir, de oscuridad, en el que apenas casi no tenemos ningún dato. Una de las primeras informaciones que nos vuelve a llegar del Valle de los Reyes es precisamente de un religioso francés que nos habla del lugar de las momias llamado Biban el-Moluk. Esta referencia la da en 1668, y menciona el Valle de los Reyes con su nombre árabe, Biban el-Moluk, que significa las puertas de los reyes. Sin embargo, será la siguiente visita que tenemos constatada a principios del siglo XVIII, hacia 1708, cuando el padre Claude Sicard, otro francés, llega al Valle de los Reyes y nos deja la siguiente descripción. Dice estos sepulcros de Tebas están excavados en la roca y son increíblemente profundos. Salas, habitaciones, todo está pintando de arriba a abajo. La variedad de colores, casi tan vivos como el día en el que fueron pintados, dan un efecto admirable. Hay tantos jeroglíficos como animales y objetos representados, lo que nos hace suponer que tenemos aquí la historia de sus vidas, virtudes, actos, combates y victorias de los príncipes que hay enterrados allí, pero por el momento nos es imposible descifrarlos. Claro, aún estamos lejos de ese año 1822, en el que François Champollion pone las bases del desciframiento de la escritura jeroglífica egipcia. Y, por lo tanto, aún era totalmente desconocido, por ejemplo, saber quiénes eran los propietarios, quiénes fueron los reyes propietarios, de cada una de esas tumbas. No obstante, este jesuita, simplemente con este informe, de algún modo, volvió a dar vida al Valle de los Reyes para nuestro conocimiento. En la década de los 30 del siglo XVIII tenemos otro religioso que visita el Valle de los Reyes y que también nos deja alguna referencia de interés. El habla del valle donde están estas grutas, que puede tener unas 100 yardas de ancho. Dice que hay signos de unas 18 tumbas. Dice, no obstante, debe ser remarcado que Diodoro dice que en época de los ptolomeos quedaban 17 de ellas. Yo encontré las entradas de un número similar, muchas de las cuales él dice que fueron destruidas en su tiempo, y ahora solo hay nueve en las que se pueda entrar. El dibujo que veis a la derecha es precisamente de Pococke. Y este viajero también nos deja constancia, aunque de manera imprecisa, de cómo era el paisaje del Valle de los Reyes. Fijaros cómo observamos una montaña al fondo de la imagen, que sin duda corresponde al El-Qurn, que es la montaña que domina a esa parte de la montaña tebana. Vemos entradas monumentales que sin duda corresponden a las tumbas de época ramésida, que tienen grandes entradas y que inevitablemente eran las de fácil acceso en esa época. Sin embargo, fijaros cómo este personaje nos habla de cerca de 18 tumbas visibles, de las que solo 9 están suficientemente despejadas como para poder entrar en ellas. O sea, quiere decir que realmente el valle con el paso de los siglos había ido tapando poco a poco la inmensa mayoría de sus tumbas. Otro viajero muy conocido es James Bruce, que visita dos de las tumbas del valle en 1768. Y poco después, por ejemplo, otro viajero, en 1792, visita otras tres tumbas. Sin embargo, es Bruce el que dejó mayor impronta de su paso. Fijémonos en estas dos imágenes, que nos muestra a artistas egipcios de la tumba de Ramsés III. Pues bien, cuando Bruce visitó esta tumba le resultó tan llamativo, le resultó tan atractiva esta pequeña sala donde hay un conjunto de artistas representados, que dejó impronta de ello en una escena, digamos, de carácter romántica, que es la que veis en la parte izquierda de la pantalla y que publicó en 1790. Estos artistas se asociaron de algún modo a la figura de Bruce. De hecho, la tumba de Ramsés III se conoció como la tumba de Bruce y estos artistas como los artistas de Bruce, que fueron también una y otra vez representados en publicaciones posteriores. Por ejemplo, podéis ver la de Rossellini o, en este caso, la de Wilkinson, de 1837. Cada uno con su estilo, como se puede apreciar de manera clara. Otro viajero que dejó también, de algún modo, impronta de su paso por el Valle de los Reyes fue Vivant Denon. Este francés no formaba parte estricta de la misión napoleónica, pero de algún modo se aprovechó de ella y se adelantó con la publicación de este Viajes por el Bajo y el Alto Egipto en 1802, antes de que se publicara la obra monumental de la descripción de Egipto. Y, en su caso, Denon nos habla de la visita de seis tumbas del Valle de los Reyes, diciendo que todas están saqueadas. Fueron precisamente dos de esos sabios de la expedición napoleónica, que visitan el Valle de los Reyes en 1799, los que nos dejaron el primer mapa del valle. Especificando que 16 tumbas del valle estaban parcial o totalmente abiertas y, aparte, la tumba WV 22, que corresponde a la de Amenhetep III en el Valle Occidental de los Reyes. WV recordad que significa West Valley, Valle Occidental, y KV significa Kings' Valley, que se refiere al Valle Oriental de los Reyes. Fijémonos con qué detalle los miembros de esta expedición napoleónica realizaron su mapa, su plano del Valle de los Reyes. Si ampliamos un sector, podemos ver cómo incluso no solo están marcadas las entradas de las tumbas, que entonces eran visibles, sino que también se hicieron los planos de esas propias tumbas. Aquí, en la parte derecha, se distingue con absoluta claridad la tumba de Tausert Sethnajt y, por ejemplo, también por encima de esta, la tumba de Seti II, lo que aquí marcan como la sexta tumba. Y no solo eso, también tenemos perfiles de las tumbas que entonces eran accesibles, y, además, realizados con gran precisión teniendo en cuenta las condiciones en las que trabajaron estos sabios. También, por ejemplo, en la propia descripción de Egipto encontramos reproducción de escenas de las tumbas que entonces estaban abiertas. Una vez más, teniendo su protagonismo la tumba de Ramsés III, la llamada tumba de Bruce. Sin duda, el personaje que revoluciona un tanto el estudio o el saqueo, casi diríamos, del Valle de los Reyes, es Giovanni Battista Belzoni, que llega al Valle de los Reyes muy pronto, a principios del siglo XIX. Él llega a Egipto con otros fines en 1815, él era ingeniero hidráulico. Pero, una vez fallido su intento de hacer negocio con inventos que él tenía en ese sentido, se dedica por completo a las excavaciones y a la rapiña, podemos decir, de antigüedades egipcias, trabajando para el cónsul general británico Henry Salt, que era el gran oponente de Bernardino Drovetti. Por eso encontramos en muchas partes de Egipto graffiti con el nombre de Belzoni. Por ejemplo, la de la imagen inferior derecha está ni más ni menos que en la cámara sepulcral del rey Jafra en Guiza, una cámara sepulcral a la que él accede por primera vez el 2 de marzo de 1818. Pero justo, en los años inmediatamente anteriores, él dejará su legado. Por ejemplo, sacando de Egipto este llamado joven Memnón, que ahora vemos en el Museo Británico y que los franceses habían intentado también extraer, pero sin conseguirlo. En El Valle de los Reyes, por ejemplo, entre otras piezas, él consigue sacar el sarcófago de Ramsés III, un sarcófago enorme de granito que va a partir entre dos museos. Por un lado, la tapa, que estando completa parece que en su operación de sacarla de la tumba sufrió un deterioro, se fragmentó. Bueno, pues esta preciosa tapa la tenemos en el Museo Fitzwilliam. Y, por ejemplo, tenemos esta bañera del sarcófago de Ramsés III, a la que pertenece la tapa anterior, que ahora está en el Museo del Louvre, en París. Belzoni también nos dejó un mapa con la posición y planos aproximados de las tumbas por él conocidas. Pero él se anotó muchos descubrimientos, por ejemplo, la WV 23, que es la tumba de Ay, descubierta por él en 1816. La tumba 25 de ese mismo valle, que descubre un año después. La tumba de KV 19, que pertenece a un príncipe de época ramésida, también descubierta en 1817. Y muchas otras tumbas de las que debemos destacar la KV 17, que él descubre el 16 de octubre de 1817 y que es la tumba de Seti I, una de las tumbas más espectaculares del valle, puesto que no solo en volumen es muy grande, sino que está además decorada de principio a fin. Fijaros cómo él dibuja la cámara sepulcral, incluso el sarcófago de calcita, según aparece en la imagen de la izquierda, bastante imprecisa, casi es un bosquejo. Pero fijaros en la imagen de la derecha, donde vemos una pared de la tumba que parece que ha perdido todo el color. Esto es así porque él sacó una serie de moldes de cera que se llevaron parte de la pintura. ¿Y todo esto para qué? Pues para poder realizar después unos paneles con los que reconstruir parcialmente alguna parte de la tumba y exponerla en Londres. Esta imagen precisamente responde a esa exposición que sobre la tumba de Seti I hizo Belzoni. Claro, el hallazgo más importante dentro de la tumba, aparte de los centenares ushebtis y otras piezas que aún pudo sacar de ella, fue el sarcófago de calcita, que actualmente está en el Museo Soane, también en Inglaterra. Es un sarcófago precioso, diríamos que único, porque se conserva casi intacto, con esa representación del Libro de las Puertas que lo caracteriza. Giovanni Belzoni acabaría abandonando bien pronto el Valle de los Reyes, pero no sin antes decir es mi firme opinión, que en el valle de Beban el Malook, no hay más tumbas que las que you son conocidas.