[MUSIC] Tenemos mucha información sobre el precio de las cosas sobre lo que cobraban los trabajadores de Deir el-Medina. Por ejemplo, sabemos que un capataz cobraba al mes 7.5 khar de cereal. Tengamos en cuenta un khar equivale casi a 77 Litros. Un escriba cobraba exactamente lo mismo. Recordémonos que tanto el capataz como el escriba formaban parte del grupo de los capitanes. Un trabajador cobraba 5,5 khar de cereal, por lo tanto, un poquitín menos que el grupo de los capitanes. Pero hay que tener en cuenta que muchos trabajadores de Deir el-Medina podían tener un sueldo extra si a su función de trabajador se le añadía otra. Por ejemplo, aquel trabajador que, a su vez, actuara a modo de médico cobraba poco más de 1 khar que había que sumar a los 5 khar y medio que cobraba como trabajador. Si ese trabajador, además, actuaba como guardián de la puerta en Deir el-Medina también cobrara un extra de un khar y medio de cereal. Tenemos muchos ostraca que nos hablan sobre los motivos por los cuales un trabajador no iba al trabajo. Este en concreto, que aparece en pantalla, es un registro que habla de la ausencia en el trabajo de 40 trabajadores durante el año 40 de Ramsés II. Pues bien, de esos 40 trabajadores se ve en el texto cómo solo dos no tuvieron ninguna falta durante ese periodo de tiempo. Las faltas generalmente se deben a causas tan diversas como enfermedad, como que la mujer hubiera tenido un hijo, pero también aparecen muchas veces causas realmente curiosas, como podía ser que el trabajador hubiera bebido más de la cuenta. El lugar principal de Deir el-Medina de donde procede la inmensísima mayoría de los ostracas, más de 5,000 ostraca, es el pozo que aparece indicado en esta imagen. Probablemente, en origen el pozo se diseñó para buscar el agua del nivel freático. Tengamos en cuenta que Deir el-Medina no tenía accesos al agua, no habían recursos hídricos con lo cual, mediante burros se tenía que acceder al Nilo para poder llevar agua a la población, y, claro, esto suponía un coste. La cuestión es que este pozo probablemente tuvo esa misión, pero nunca se llevó al nivel freático que diera paso al agua de modo que, finalmente, se convirtió en un basurero. Y lo que para los pobladores de Deir el-Medina era un basurero, para nosotros ha resultado ser un tesoro, puesto que esos 5,000, o más de 5,000, ostraca nos aportan una tremenda información sobre asuntos muy diversos de la vida cotidiana en esta población. Fijémenos que, gracias a ese basurero, sabemos precios de más 1,000 productos y también tenemos noticias sobre la variación de los precios a lo largo de las dinastías XIX y XX, lo cual nos sirve muchísimo para ver cómo el precio de la vida y de los productos fue cambiando a lo largo de este tiempo. Fijaros que dos sillas en el ostracón Deir el-Medina 146 aparece con un precio de 30 deben, que si lo comparamos con lo que cobraba un capataz, acordémonos que son 7,5 khar al mes, pues realmente son varios sueldos. En cuanto a los precios de los productos, como decía, tenemos una cantidad enorme de productos perfectamente clasificados por su precio, a modo. De curiosidad, por ejemplo, un burro lo tenemos a 26 o a 40 deben, según unos u otros ostraca, un cerdo, por ejemplo, entre 5 y 7 deben y, por ejempo, un cuchillo a 3 deben. Recordemos el sueldo del capataz, 7,5 khar de cereal mensuales, equivalen aproximadamente a 15 deben de cobre, con lo cual esto nos sirve para apreciar realmente el valor de las cosas en función de lo que estos trabajadores cobraban. Tenemos también papiros que nos aportan cuestiones un tanto oscuras de la vida de Deir el-Medina. Y, en este sentido, el auténtico campeón de los asuntos judiciales en Deir el-Medina es Panbeb, un trabajador que llegó a convertirse en capataz, es decir, uno de los capitanes de Deir el-Medina, pero a base de un juego muy sucio. Tenemos un papiro, el papiro Salt 124, en el que un trabajador llamado Amennajte describe uno por uno todo los asuntos, todos los casos en los que Panbeb se vio involucrado, desde asesinatos, haberse propasado con mujeres, haber robado, incluso, piezas del ajuar de la tumba de Seti II en el Valle de los Reyes. Haber empleado de manera fraudulenta utensilios o personal para la confección de su propia tumba, haberse peleado con otros trabajadores, es decir, tiene un historial extensísimo, este personaje llamado Panbep. Para la gente de la tumba había tres cosas que eran fundamentales para disponer. Sería la casa, el pr, una casa en Deir el-Medina, por supuesto. Un [FOREIGN] o cabaña, un lugar de trabajo, entendemos por cabaña ese espacio que podían disponer en el propio valle o en el collado, en la parte alta, a la cual llegaban Por medio de ese sendero que popularmente se conoce como el Camino Blanco. Y después también, por supuesto, deseaban tener [FOREIGN], una tumba. En la época ramésida estas tumbas llegaron a convertirse en auténticos panteones familiares. Y después otra edificación que de algún modo se relaciona con los trabajadores de Deir el-Medina es el llamado [FOREIGN] o, podríamos traducir, centro de administración o almacén de la tumba. Es decir, es un edificio que no se ha localizado o no se ha identificado, pero un edificio en el que se supone se guardaba el material, el cereal, con el que después podían trabajar o cobrar estos trabajadores de Deir el-Medina. Tenemos también ostracas que nos hablan de cuestiones de la vida cotidiana, por ejemplo, el que veis en la parte izquierda, es una reclamación por parte del trabajador Wen- nefer, de una cabaña que pertenecía a su padre, pero en la que ahora vivía otro personaje. Con lo cual este asunto se dirimió en un juzgado preparado en Deir el-Medina, en el que se dirimió sobre esta cuestión, resultando que Wen-nefer pudo recuperar esa cabaña, pero tuvo que pagar también el precio de las mejoras que el que se había apropiado de ella había efectuado en los años en los que ella o en los que él vivió en esa cabaña. Y en el ostracón de la derecha, por ejemplo, tenemos una imagen realmente muy bonita. Vemos parte de una tumba real, en la que están trabajando gentes de Deir el-Medina, y vemos perfectamente cómo se trabaja. Hay una especie de andamio, en la que aparecen dos trabajadores, que están picando la piedra. Y por debajo vemos otros trabajadores que con grandes cestos cargan con las lascas, los escombros, que han de sacar de esa tumba. El poblado alto es el que se sitúa, como hemos dicho, entre Deir el-Medina y el Valle de los Reyes. Está compuesto de aproxidamente unas 60 cabañas, edificaciones, que son más simples que las del poblado de Deir el-Medina, pero no son las únicas. En el propio Valle de los Reyes podemos recordar, por ejemplo, las cabañas de los trabajadores de Ramsés VI, que se situaban por encima de la tumba de Tutankamon. O, por ejemplo, en la zona de la tumba de Ramsés X, aquí también se han hallado muchas cabañas. Son varias las zonas del valle donde este desarrollo de cabañas de trabajadores tuvo lugar y de algún modo también sirvieron para la propia protección del valle. Los patronos de los trabajadores son el rey Amenhotep I y su madre, Ahmose-Nefertari. En realidad, no se sabe por qué son ellos los patronos, cuando la documentación más antigua de Deir el-Medina la tenemos para la época de Tutmosis I. Por eso, algún autor ha supuesto que, en realidad, sería bajo este monarca, bajo Amenhotep I, cuando comenzaría a existir la población de Deir el-Medina. Pero, como digo, arqueológicamente esto no ha podido ser constatado. No obstante, tanto Amenhotep I, divinizado, como su madre Ahmose-Nefertari aparecen en multitudes telas de Deir el-Medina, así como en representaciones en las tumbas de estos trabajadores. No son los únicos a los que las gentes de Deir el-Medina podían tener una devoción particular. Como dije al principio, hay muchas capillas en Deir el-Medina, alguna dedicada, por ejemplo, a Seti I, al propio Amenhotep I, pero también santuarios. Como el de Ptah y Meretseguer, que queda a medio camino entre Deir el-Medina y el Valle de las Reinas. Pero incluso en el Valle de los Reyes, por ejemplo, recientemente la expedición de la Universidad de Basilea descubrió un nicho en el que aún se conservaba, como podéis ver, parte de la decoración polícroma de una diosa que corresponde a Hathor. Y en las faldas de El-Qurn, más allá del poblado alto, como podéis ver en la imagen de la izquierda, encontramos dos grupos principales de pequeñas capillas. Son realmente de tamaño muy reducido, construidas con unos pocos bloques de piedra irregularmente trabajados, pero que, en origen, muchas de ellas tuvieron en su interior estelas que les pertenecían. Hola a todos, estamos junto al Valle de los Reyes, es un precioso lugar en el que podemos ver restos de la antigua civilización egipcia, correspondiente al Imperio nuevo. En concreto, ahora estamos en una zona poco conocida, que es la de las pequeñas capillas que utilizaban Los trabajadores de Deir el-Medina. En algunas de ellas, en origen se encontraron estelas con dedicatorias. Ahora han quedado todas vacías, pero podemos ver perfectamente cuál es su forma y tamaño. Son muy sencillas, pero, a pesar de los miles de años que han transcurrido, se conservan perfectamente tanto en este sector como un poco más hacia el norte. En el otro lado, muy cerca de aquí, a unos 200 metros, podemos ver el poblado alto de Deir el-Medina, que es el lugar de paso que utilizaban los trabajadores cuando se desplazaban de Deir el-Medina al Valle de los Reyes. Son estructuras mucho más sencillas que las que encontraríamos en el poblado. Y desde esa senda que parte del poblado alto you podemos ir hacia el Valle de los Reyes, que es el lugar de trabajo de estos hombres y donde se tallaron las grandes tumbas de los monarcas del Imperio Nuevo. Estas gentes de Deir el-Medina se enterraron en las cercanías del poblado. En realidad, para la dinastía XVIII tenemos en las faldas de Qurnet Murai, es decir, al este de Deir el-Medina, toda una serie de pequeñas tumbas de pozo. Y también por ejemplo, justo al este de Deir el-Medina hay una necrópolis donde se ha visto que los difuntos ahí enterados son todos muy jóvenes, son niños o incluso también se han hallado fetos. Pero, evidentemente, a parte más importante de Deir el-Medina desde el punto de vista funerario es toda esa necrópolis que rodea el sector oeste de la ciudad. Aquí, durante la época ramésida, el paisaje debió ser impresionante, puesto que estamos hablando de tumbas con superestructuras en las que dominaba una pirámide. Tumbas que tenían un patio a cielo descubierto, muchas veces precedido por un pilono, y tumbas a las que en realidad se accedía a través de pozos, como el que podéis ver en la parte izquierda de la pantalla. Pozos que accedían al ámbito subterráneo, que en muchos casos resultan ser espacios de gran vistosidad, como el que podéis ver ahora aquí a la derecha, de la tumba TT 1, la tumba Senedjem. Senedjem era un trabajador de Deir el-Medina, de la época de Seti I, Ramsés II, pero su tumba, descubierta en 1886. Se descubrió intacta y con cerca de 20 individuos, es decir, esta tumba, aunque la conocemo como tumba de Senedjem, en realidad fue un auténtico panteón familiar, donde aparecen representadas, podríamos decir, tres generaciones de esa familia.